Entro de nuevo en este ridículo juego de ajedrez donde cada palabra mueve una pieza. Todo el día pensando en el movimiento adecuado, esperando a que actues, para contrarrestarte la estrategia. Gana el mejor estratega? Pierde el que no tuvo suerte? Tengo miedo de caer de nuevo en ese círculo vicioso de ilusión y expectativa, que nada tiene que ver con una realidad totalmente paralela a la de mi mente. Si hay algo que aprendí en todos estos años, es que solo tengo que pensar en algo para que no se cumpla. Algunos me dirán que es una cuestión de vibras: Malas vibras atraen peores vibras. Pero es una teoría que cada vez parece cumplirse con más rigurosidad, de hecho cada vez que espero que pase algo, me resigno a la idea de que no va a ocurrir porque ya pensé que pasaría. Suena un poco enroscado, pero así es mi mente y así es mi vida. No obstante hace unos días me ocurrió algo MUY inesperado, porque fue de esas ocasiones que quería que pasara algo, pero ya sabía que no iba a pasar porque había pensado en ello; y de repente Oh! Mi teoría demostró una falencia. Me sentía contento, pero no podía dejar de pensar en qué era lo que había hecho para derrocar mi esquema de las No Realidades Idealizadas. Lo mejor que concluí fue que: Si quiero que algo se cumpla, no debo pensar en ello. Por eso es que en este momento quiero dejar de pensar, porque tengo la cabeza ocupada solo en UNA cosa y quiero que se cumpla.
Basta Alonso, Basta.